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Ir a contracorriente es agotador. Necesitas nadar con más fuerza que quien se deja arrastrar por las aguas. Te obliga a ejercitar los músculos, te debilita. Si eres de las que se empecinan en nadar río arriba, seguramente es porque ansías llegar al punto más álgido, aquel donde que te sentirás gigante, y poderosa. Y …